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La vida en el Kibutz: Sembrando para Futuras Generaciones.

La vida en el Kibutz: Sembrando para Futuras Generaciones.

El kibutz es una creación israelí, este es un poblado rural, caracterizado por la vida en comunidad, por una administración democrática, responsabilidad por el bienestar de cada uno de sus miembros, niños, y adultos, que se encargan, de la salud, la educación y por la copropiedad de los medios de producción y de consumo. 

 

Se esta hablando de que cada kibutz mide hectáreas de terreno, en donde dentro de este se podrán encontrar con supermercado, fabricas, terreno para la agricultura, casas, un comedor comunal, escuelas, hospitales se podría describir como una “mini ciudad”, aproximadamente hay alrededor de 120 000 habitantes, y cada adulto que vive dentro del kibutz debe de cooperar, trabajando por su comunidad de alguna forma.

 

Shelly Sitton, actual estudiante de arquitectura de interiores en la universidad Centro, relató como fue vivir en un kibutz durante un año en Israel.

 

Cada uno de los integrantes, mayores de edad, que ya regresaron de su servicio obligatorio militar en el ejercito israelí, debe de tener una responsabilidad, o un trabajo que hacer. El trabajo de Shelly se trataba de atender los plátanos. Ella cuenta que se paraba todos los días a una hora en la que no hubiera sol, para ir a trabajar en los trabajos del campo, alrededor de las 5 a.m. ya que era muy agotador y desgastante trabajar con los rayos del sol, y podía llegar a ser peligroso. El trabajo que ella realizaba, era recoger los plátanos maduros, limpiar las hojas etc. Pero al igual que habían trabajos de campo, ella cuenta que habían trabajos de todo tipo, como por ejemplo el las escuelas, en las guarderías, hospitales, fabricas, pesca, dependiendo de que le tocaba a cada quien se despertaban a hacer sus actividades.

El trabajo de Shelly acababa a las 9 am, justo a la hora del desayuno, y así todos los integrantes del kibutz iban al comedor comunal a comer. Un comedor en el cual todos comían a la misma hora, exactamente lo mismo. Como Shelly ya no trabajaba durante el día, debido a la intensidad del calor, se quedaba en su casa, la cual compartía con muchos otros integrantes, gente de todas partes del mundo, realizaban actividades como nadar en el lago, descansar etc. Y así pasaban el día.

 

Ellos mas que nada se podría decir que cuentan con un sistema socialista, en donde todos trabajan para todos, y todo lo que se produce dentro del kibutz se vende al exterior, y las ganancias son divididas entre todos los habitantes por igual. Todos ganan la misma cantidad de dinero, sin importar el trabajo que hagan.

 

 

 

 

 

Hoy en día hay repartidos en todo el país aproximadamente unos 270 kibutzim, que van de 40 hasta 1.000 miembros cada uno. La mayoría de ellos cuenta con 300 a 400 miembros adultos y una población de 500 a 600 personas. El total de almas que viven en kibutzim alcanza aproximadamente los 130.000, alrededor del 2,5 por ciento de la población de Israel. Cada kibutz pertenece a una de las tres federaciones nacionales de kibutzim, cada uno de ellos identificados en una ideología específica.

Para los fundadores, cultivar la tierra de su patria ancestral y la transformación de habitantes de la ciudad en agricultores era un asunto de ideología, y no sólo una forma de ganarse la vida.

En muchas zonas, los kibutzim han unido sus recursos, estableciendo empresas regionales como desmontadoras de algodón y plantas de empaque de aves, además de proporcionar una ser de servicios que van desde la compilación computarizada de datos hasta el mercadeo y la adquisición de productos en forma conjunta.
 
La contribución de los kibutzim a la producción del país, tanto en la agricultura (33 por ciento de la producción agropecuaria) como en la industria (6,3 por ciento de los productos manufacturados) es mucho mayor que su proporción de la población (2,5 por ciento).

 

Basado en la participación voluntaria de sus miembros, el kibutz es una sociedad comunal que asume la responsabilidad por las necesidades de sus miembros a lo largo de sus vidas. Esta es una sociedad que aspira permitir a sus miembros el desarrollo máximo de su potencial, al mismo tiempo que exige responsabilidad y participación de cada persona en el bienestar de la comunidad.
 
Para algunos, la sensación de seguridad y satisfacción engendradas en la pertenencia a una pequeña y cerrada comunidad es una de las ventajas de la vida en el kibutz, mientras que otros pueden considerar la vida comunal como limitante.

 

 

 

 

 

 

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