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Los Kilos de Más: Preocupación Actual en los Niños Mexicanos.
La obesidad es actualmente un problema de salud en México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) 30% de la población la padece, del cual más de 4 millones son niños.
La obesidad es una enfermedad crónica multifactorial caracterizada por un balance positivo de energía que ocasiona un aumento en los dispositivos de grasa corporal y ganancia de peso, en la cual también están involucrados aspectos genéticos, ambientales y de estilo de vida.
Para saber si un niño es obeso se debe tener en cuenta el índice de masa corporal, que se calcula con el peso y la altura.
Existe una mezcla de factores culturales, genéticos y sociales que están influyendo en esta situación.
· Culturales: la mayor parte de las personas confían en las tradiciones y en lo que digan las madres o abuelas, quienes son ellas las que suelen presionar con que el niño coma. Ya que un bebe más gordito quiere decir que es un bebe bien nutrido con más posibilidades de superar enfermedades, mientras que un bebe más flaco significaba todo lo contrario. Muchas veces suele ser más preocupante el niño “que no come nada”, lo que muchas veces solo significa que no come todo lo que ellos les gustaría.
· Factores genéticos: Durante un tiempo se ha atribuido el aumento de peso al mayor consumo de alimentos con exceso de grasa o azúcares o con muchas calorías, junto con la falta de ejercicio. Aunque esto indudablemente es parte del problema, recientemente se tiene en cuenta otro factor como es el genético. Se estima que en dos de cada cinco personas obesas, los genes que han heredado son determinantes. En concreto, el peso de la madre durante el embarazo es un factor determinante para predecir si ese bebé tendrá tendencia a la obesidad durante su infancia. Si a esta predisposición genética a engordar se le añaden factores como el exceso de comidas grasas o azucaradas y la falta de ejercicio, el problema es mucho mayor.
Factores sociales: también hay muchas causas sociales que han influido en el aumento de la obesidad infantil en los últimos años, como el aumento del número de madres trabajadoras, que se han incorporado más recientemente que en otros países al mercado laboral, y cuentan con menos tiempo para las labores domésticas, pese a lo que en gran mayoría son responsables de los menús familiares. Esto repercute en lo que comen los niños, cuándo comen o cómo comen. La comida rápida, precocinada o congelada es una solución en estos casos, pero suelen tener más grasas, sodio y azúcares de los recomendados en una dieta sana. La televisión es hoy en día uno de los factores sociales que más contribuyen a la obesidad de los niños, especialmente entre quienes la tienen en su habitación, porque el tiempo que los niños pasan sentados delante del televisor no hacen ejercicio y es muy común que mientras coman golosinas. Los programas para niños incluyen muchos anuncios publicitarios de comida. Los niños que ven más anuncios de comida comen más esos alimentos que los que no los han visto. Los niños ven alrededor de cien anuncios diarios, de los que casi la mitad son productos de alimentación ricos en grasas, azúcar o sal. la falta de ejercicio es otro factor que influye decisivamente. Dos de cada tres niños dedican menos de una hora diaria a la actividad física fuera del horario escolar.
Es importante corregir los siguientes malos hábitos:
1. Comer viendo la televisión: provoca una mayor probabilidad de tener sobrepeso u obesidad, por la peligrosa asociación entre televisión y comida.
2. Falta de horarios y picoteo entre horas: es importante la regularidad para acostumbrar al organismo a comer a sus horas y fomenta el autocontrol.
3. Comer sólo: en la actualidad, los horarios obligan muchas veces a comer sólo y generalmente peor, sobre todo los niños y adolescentes.
4. Saltarse el desayuno: las prisas para ir al colegio o la falta de apetito producida por la somnolencia hacen que muchos chicos se salten una de las comidas más importantes del día, o tomen sólo una bebida caliente. Y suele compensarse luego inadecuadamente.
5. Comer sólo lo que gusta: una alimentación variada es necesaria desde un punto de vista nutricional, y el gusto por los alimentos se adquiere con la experiencia.
6. Dormir poco: conduce a comer más alimentos y que sean mas calóricos, especialmente dulces y galletas, patatas fritas o comidas saladas.
7. Superar el aburrimiento o la ansiedad comiendo: hay que educar a los niños para que aprendan a superar esos momentos sin recurrir a cualquier forma de consumo, especialmente de alimentos de gran contenido calórico. Además, ayuda a fomentar el autocontrol.
8. Vida sedentaria: la prevención del sedentarismo y la practica regular de ejercicio físico no competitivo es un magnífico método para controlar el exceso de peso en mis jóvenes.